Al elegir un ETF, Mintos tendrá en cuenta los siguientes factores:
- Reputación del emisor: el ETF debe ser emitido y gestionado por una empresa reconocida a nivel internacional (por ejemplo, Amundi, iShares, Vanguard, etc.), con una reputación consolidada y con amplia experiencia en la gestión de los activos de los inversores.
- Tamaño y antigüedad del ETF: el ETF debe contar con un número de activos bajo gestión suficiente y contar con cierta antigüedad. Estos factores indican unos niveles de liquidez mayores y una menor fluctuación de los precios.
- Costes: los costes del ETF deben ser bajos (también conocidos como índice de gastos totales o TER). Un TER bajo afecta de manera positiva a la rentabilidad a largo plazo.
- Error de seguimiento: el ETF debe tener un nivel de error en el seguimiento bajo. Esto se refiere a la diferencia entre la rentabilidad del ETF y la del índice a la que emula. Si el nivel es bajo, esto indica que la gestión del ETF es eficiente, lo que reduce el riesgo de desviaciones inesperadas que pueden afectar a la rentabilidad de los inversores.
- Regulación: el ETF debe cumplir el marco normativo de la UE en materia de gestión y venta de fondos, es decir, la directiva UCITS. Esta garantiza un marco de protección de los inversores al definir unos estándares mínimos que los fondos deben incluir, entre los que se incluyen la limitación de los activos que se pueden invertir, el mantenimiento de una cartera diversificada, una política de transparencia en materia de costes y la salvaguarda de los fondos de los inversores. Esto permite mejorar la confianza de los inversores en la gestión y protección de los ETF.
- Distribución de dividendos y fiscalidad: el tipo de ETF debe ser de acumulación, lo que quiere decir que todos los beneficios asociados a dividendos se reinvertirán de manera automática en el fondo. Esta es la mejor opción para la mayoría de inversores en Europa, ya que permite reducir la carga fiscal y permite retrasar el pago de impuestos hasta el momento de la venta del ETF (esto puede variar en función del país de residencia fiscal). Asimismo, el ETF debe estar domiciliado en un país que no aplique retenciones fiscales sobre la distribución de beneficios.
- Replicación: preferimos optar por ETF replicados de manera física. Esto quiere decir que el ETF es el propietario directo de los activos de renta variable y bonos que forman el índice. Esto permite reducir la exposición de los inversores a riesgos asociados a terceros.